El packaging en alimentos es una herramienta indispensable para contener los productos que consumimos. Con el paso del tiempo los envases y embalajes han ido adquiriendo un conjunto de atributos, principalmente relacionados con los materiales con los que se fabrican y con las exigencias de los consumidores finales, que apuestan por aquellos que aseguren mayor vida útil, protección y que cuente con materiales amigables con el medio ambiente, un tema que ha puesto en alerta al sector y exige mayor conciencia en relación a la producción y consumo.

El así como el latente desafío de la industria de envasado en alimentos está en el desarrollo de tecnologías que apunten a satisfacer las demandas del mercado. La investigación en el área, se preocupa de la extensión de vida útil y calidad de los productos alimenticios, a través de envases activos. Además, la necesidad de nuevos materiales que sean biodegradables pero que aseguren la misma protección del producto, es una clara tendencia para el packaging del futuro. Agreguemos también que para el consumidor es importante contar con información clara sobre los materiales con que se fabricó el envase del alimento que va a consumir y estar seguro de que éste (envase) se puede reciclar o reutilizar.

“Una línea importante de investigación aplicada, apunta a nuevos materiales biodegradables y/o reciclajes, que ofrezcan prestaciones de protección que tienen las actuales soluciones. Por otro parte, los clientes finales al tener un mayor acceso a la información, están requiriendo envases mucho más sofisticados, que le entreguen información respecto a la calidad del producto, y sus condiciones, por lo que el diseño de los envases, así como el desarrollo de envases inteligentes es una línea que se viene fuerte”, apunta Rodrigo González, Gerente General de Co-Inventa.

Sin embargo, donde se focalizan las principales tendencias, es en las nuevas soluciones de envasado, más sustentable y reciclables, pero sin perder las propiedades per se que debe de tener el packaging para la protección e inocuidad del producto.

En el país, con la instauración de proyectos como lo es la plataforma de Co-Inventa, se implementan varias investigaciones en pro del desarrollo del área. Particularmente, la plataforma actualmente lidera proyectos en esta línea de investigación a nivel nacional, y en conjunto con otras entidades internacionales que van más avanzadas en la materia y pueden ser una referencia para el rubro en Chile.

Por otro lado, “En temas de sustentabilidad, la industria chilena del packaging está cambiando, buscando nuevas soluciones. No solo Co-Inventa está trabajando en esta línea, si no que toda la industria, que se ha visto muy motivada por las nuevas leyes que ha desarrollado el gobierno, como la ley de las bolsas y ley REP, que obligan a las empresas a innovar con nuevos materiales y a preocuparse por la sustentabilidad de las soluciones de envasado que están utilizando”, agrega Rodrigo González.

Siguiendo esta línea, la cultura de innovación y desarrollo en las compañías debe ser visto como una necesidad para así llegar a nuevos mercados y con mejores productos, ubicando al usuario como su centro, que actualmente está mucho más informado y concientizado respecto a la huella de contaminación del planeta.

Es notorio que la industria está en plena evolución y para estar en línea con los avances se requiere del trabajo combinado entre el sector empresarial y las entidades que movilizan el desarrollo con investigación aplicada. “Si la industria no cambia a lo que requieren sus clientes, y a las demandas de los mercados, están destinados a desaparecer. Actualmente, ese cambio y esos requerimientos, necesitan de una mayor inversión en I+D+i, desarrollos tecnológicos que puedan dar respuesta a las necesidades de los consumidores. Se requiere de un capital humano especializado en packaging, ya que actualmente hay un desconocimiento enorme respecto a qué pueden o no hacer, y a las necesidades reales del envasado que tienen sus productos, y esto también está acompañado de inversión en capacitación” concluye Rodrigo González.