La impactante realidad del reciclaje en Chile, ¿Una estrategia de marketing o verdadera conciencia medioambiental?

Diariamente vemos en los medios campañas comunicacionales que muestran marcas que han lanzado un producto al mercado con envases 100% reciclables o “biodegradables”, resaltando de esta manera el elemento diferenciador de producto sustentable, lo que conlleva a la pregunta: ¿Será realmente reciclable y más sustentable, o solo será una estrategia de marketing verde?
La realidad que vivimos como país, respecto a gestión y valorización de residuos plásticos, es bastante precaria. Según datos entregados por ASIPLA, en la última jornada de reciclabilidad realizada en marzo pasado, la capacidad instalada para el tratamiento y valorización de materiales plásticos se concentra en la Región Metropolitana, y principalmente enfocada en el manejo y valorización de Polietileno (PE)/Polipropileno (PP), seguidos por el PET. Por otro lado, si analizamos la cantidad correspondiente a material plástico reciclado de origen domiciliario, el porcentaje es muy bajo, y en su mayoría lo que se recupera y valoriza es el PET de botella.
Además, tenemos que tener en cuenta las complejidades que tiene un envase o packaging para ser catalogado como “reciclable”, y que van mucho más allá de si sus componentes se pueden o no teóricamente reciclar. Según los expertos que expusieron la semana pasada en el Plastics World Recycling Expo, en Cleveland, que un envase de un producto alimenticio termine siendo reciclado es muy difícil, pese a que existan las tecnologías de separación, limpieza y valorización para los materiales que componen ese envase, ya que depende no solo del material con el que se ha hecho el envase, sino que también, se pueda separar, limpiar, y valorizar de manera correcta, tal que vuelva a ser utilizado para la misma u otra aplicación. Además, volviendo a la realidad nacional, que exista una capacidad para reciclar una cantidad de toneladas de un material, y que esa capacidad esté instalada en la Región Metropolitana, no significa que ese material pueda ser reciclado en otra región del país, ya que va a depender de dónde estén instaladas estas plantas de reciclaje, el costo de movilizar esos residuos a las plantas valorizadoras, y por supuesto, el valor de mercado que puede tener ese material una vez reciclado.
Por estas razones, cuando vemos envases de Poliestireno (PS) o de Mezclas de Plásticos, entre otros,   que dicen que son “reciclables”, debiéramos pedir como consumidores que nos explicaran cómo, dónde, y en qué cantidad esos productos se van a reciclar, ya que con los conocimientos que tenemos de la industria mundial del reciclaje y por sobre todo de la industria nacional, que estos productos terminen en una planta de valorización es muy difícil, y lo que es aún peor, pedirle al consumidor que separe los residuos en origen, lave los envases, y los entreguen en puntos limpios o verdes, puede generar un impacto medioambiental mucho mayor, que el potencial beneficio, dado por consumo de agua y energía empleado por el usuario, siendo que es muy poco probable que ese producto sea reciclado.
Hoy cómo país tenemos un gran desafío en temas de reciclaje de envases y embalajes, pero hay que tomarlo como una oportunidad de hacer bien las cosas, implementar estándares definidos y claros de diseño de packaging para que estos puedan ser reciclados, tomando en consideración toda la cadena: productores, gestores, valorizadores y usuarios de los materiales reciclados. Además, es necesario normar qué se puede o no comunicar al usuario, para evitar la confusión y mal información, utilizando casos de éxito de otras latitudes como Europa y algunos estados de USA, que se han comprometido con metas ambiciosas “0 desecho” en el corto plazo. No es necesario inventar la rueda nuevamente, sino adaptar a la realidad nacional buenas prácticas y aprender de las posibles fallas cometidas, implementar las capacidades que hoy no tenemos como país que permitan recibir distintos tipos de plásticos, y separarlos con tecnologías ampliamente utilizadas a nivel mundial, permitiendo al usuario entregar los materiales plásticos post consumo separados y/o mezclados, acelerando la economía circular.
En Co-Inventa tenemos como eje central la sustentabilidad de los materiales de envases y embalaje, con el fin de entregar soluciones que no sean solo una estrategia de marketing, si no que una solución real al problema medioambiental que estamos viviendo, y que como país estamos muy lejos de solucionar, por lo que estamos poniendo gran parte de nuestros esfuerzos en trabajar de manera responsable con los distintos actores involucrados en la cadena, para ser parte de la solución y no del problema.
 
Rodrigo González
Gerente General Co-Inventa
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