¿Es perfectible la ley de prohibición de bolsas?

A partir del domingo 3 de febrero, grandes establecimientos, como supermercados o tiendas por departamento, dejaron de entregar bolsas plásticas en todo Chile, convirtiendo al país en el primero de América Latina en prohibir este elemento dentro de todo el territorio nacional.

La titular de Medio Ambiente, Carolina Schimdt, comunicó que, en los seis meses desde la publicación de la norma, que permitía dar dos bolsas plásticas por compra, se redujo la entrega de éstas en 1.000 millones, “Con esto cambiaremos la cultura de lo desechable por la de lo reutilizable para no seguir contaminando con plástico nuestro medio ambiente”, enfatizó la secretaria de Estado en un comunicado emitido por la misma entidad.

 

La implementación total de esta nueva ley 21.100 se espera para agosto de 2020 cuando se prohíba la entrega de bolsas plásticas para los locales comerciales. El impacto por ahora ha generado diferentes reacciones por parte de distintos actores relacionados. Claro está, que ha conllevado, además, a que la industria se reinvente en múltiples aspectos, buscando adaptarse a la medida. La actividad productiva se ha volcado una vez maz a una mirada sostenible, en línea con las necesidades que demanda el cambio climático y el compromiso ambiental.  

 

¿Qué tan efectiva es la medida para los expertos?

 

A través de las regulaciones, se han ido incorporando mejores materialidades, como por ejemplo aplicando desarrollos en bolsas con otros tipos de tecnologías en su composición, como biodegradables o compostables, o bien agregando la monomaterialidad y el ecodiseño, dando paso a nuevas tecnologías que incorporarían mayores políticas de regulación más que de prohibición.

 

Para la Dra. María José Galotto, Directora de Co-Inventa y científica con vasta trayectoria en desarrollos de nuevos materiales para envases y embalajes, la medida podría ser más efectiva si se abordara desde otro punto de vista, “Es muy importante reducir al máximo, pero lo cierto es que la medida tiene falencias de impacto ya que, básicamente se busca restringir las bolsas elaboradas con polímeros derivados del petróleo, pero ese no es el único material disponible para las bolsas, existen plásticos provenientes de fuentes naturales renovables, que tienen un menor impacto ambiental”, explica.

 

Además, para la académica, la efectividad de la norma requiere de una mirada más allá de la eliminación de un tipo de plástico, se trata de regular los materiales y propiedades de las bolsas. Existen polímeros biodegradables que permiten hacer materiales plásticos que se degradan incluso en 30 días bajo condiciones de compostabilidad, y existen regulaciones internacionales, replicables en Chile, que permiten determinar cuándo una bolsa es biodegradable, cuándo es compostable – degradable bajo condiciones específicas – y cuándo no es eco-tóxica, servicio que presta el primer laboratorio en el país que realiza test de estos materiales, liderado por el Laboratorio de Envases y Embalajes (LABEN) de la U. de Santiago.

 

Dicho lo anterior, para la academia la medida es perfectible y tiene una ausencia de mirada desde los expertos y la misma industria, por lo que el llamado es a que se articule el diálogo entre estos actores con los tomadores de decisión.

 

Cabe mencionar que la regulación establece multas a los comercios de hasta 5 UTM (unos $240 mil) por cada bolsa plástica que se entregue. En el caso de las micro, pequeñas y medianas empresas podrán seguir entregando dos bolsas plásticas por compra hasta el 3 de agosto de 2020, donde para estos comercios también quedará prohibida la entrega.

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